Vivir la vida como una aventura

Los seres humanos tenemos una tendencia natural a buscar la seguridad. Buscamos escenarios más o menos predecibles, situaciones que no nos sometan a una gran tensión y a un gran estrés al situarnos cara a cara frente a nuestros miedos e inseguridades.

Sin embargo, fruto de nuestra naturaleza contradictoria, amamos también cierto riesgo porque, en el fondo, somos conscientes de que una vida totalmente segura nos provoca un cierto aburrimiento y porque crecer como personas y hacer de nuestras vidas una experiencia más satisfactoria implica estar dispuestos a aprovechar ciertas oportunidades y tomar algunas decisiones que implican, entre otras cosas, asumir un determinado grado de riesgo.

Vivimos en una sociedad que rinde culto a la seguridad, pero la propia dinámica de la vida nos confirma a cada paso que damos que la seguridad total no existe, todo puede cambiar de un momento a otro. El cambio y la incertidumbre son reglas inalterables de la existencia, y tal vez, este hecho inalienable hace que la vida sea un tránsito apasionante, una aventura arrebatadora.

LEY UNIVERSAL = TODO ESTÁ EN CAMBIO PERMANENTE

Adentrarse en terrenos que no nos son familiares y conocidos, de entrada, puede incomodarnos porque implica situarnos en espacios donde la propia experiencia no basta para dar respuestas ante la realidad que se nos presenta. En estos terrenos poco familiares debemos explorar nuevas maneras de relacionarnos con nosotros mismos y nuestro entorno, debemos desarrollar y potenciar nuevos recursos.

Debemos, en definitiva, abandonar transitoriamente nuestro confort y comodidad presente para alcanzar mayores cuotas de satisfacción personal, bienestar y plenitud futuras.

RIESGO = AVENTURA

Asumir ciertos riesgos, como decíamos, incomoda, pero estar dispuestos a situarnos en una nueva dimensión desconocida ya es un éxito en sí mismo ya que, al hacerlo, nos redescubrimos a nosotros mismos y ampliamos la experiencia de lo que somos o podemos llegar a ser.

AVENTURA = CRECIMIENTO

Asumir riesgos es necesario para conocernos a nosotros mismos, saber quiénes somos, cuáles son nuestros límites, clarificar cuáles son nuestras metas y deseos, qué nos gusta y qué no, aprender cosas nuevas que desafíen nuestras creencias y valores.

CRECIMIENTO = MEJOR GESTIÓN DE LA VIDA + RECURSOS PARA AFRONTAR LOS RETOS DEL DÍA A DÍA.

Cuando hablamos de riesgo podemos referirnos a grandes decisiones, pero también a circunstancias que tienen que ver con el desarrollo de nuestro día a día y que no son menos importantes. Podríamos citar como ejemplos de esos riesgos cotidianos:

• Intentar comenzar relaciones nuevas y establecer nuevos vínculos después de haber fracasado en relaciones anteriores.

• Decir lo que pensamos y sentimos abiertamente aun cuando podemos exponernos a la desaprobación de los demás.

• Cambiar hábitos o actuar fuera de lo que otros esperan de nosotros.

ASUME CADA DÍA PEQUEÑOS RIESGOS


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