La vida en tiempos de Coronavirus
¡Hola familia! ¿Qué tal lleváis el confinamiento?
A mí la verdad es que me cuesta un poquito esto de estar encerrado en casa. En condiciones normales, mi rutina matinal se desarrolla al aire libre, así que suelo pasar las 2-3 primeras horas del día en el exterior salvo contadas excepciones. Además, me gusta estar en contacto con la naturaleza a menudo, así que procuro escaparme de la ciudad siempre que puedo. Sin duda, estos días echo de menos esto, aire libre, árboles, bosque, porque me ayuda a limpiarme energéticamente y regularme emocionalmente de manera muy fácil y natural en mi día a día. También, cómo no, el contacto físico, la piel, el encuentro, el abrazo de mi gente, son vitales para mí.
Al mismo tiempo, a pesar de la incomodidad que genera esta situación inédita, a pesar de esa ansiedad de fondo que puede generar la incertidumbre, me siento bien dentro de la anomalía, me siento fuerte, vital, energético y muy creativo. Con muchas ganas de expresar, de dar vida a proyectos que estaban ahí, olvidados en algún cajón perdido, y que estos días han recuperado su espacio natural para ser y desplegarse.
En fin, será interesante ver cómo va evolucionando el ánimo a medida que este confinamiento se prolonga y cómo vamos gestionando todas las emociones que puedan ir surgiendo en el proceso.
Antes de continuar quiero expresar mi más profundo respeto, amor y cariño a todxs, sea como sea que estáis viviendo esta crisis y sea como sea que os está afectando a nivel anímico y económico. Al final, que no nos quepa la menor duda, lo hacemos lo mejor que podemos o sabemos en cada momento con lo que la vida va proponiendo. Sé que habrá personas que lo estáis viviendo con más tranquilidad, pero también habrá muchas otras que estáis transitando este episodio con mucha angustia y mucha preocupación, no tanto por el hecho de estar confinados en casa, que evidentemente no es una situación cómoda para muchos, sino por la incertidumbre y el desconcierto que genera el no saber hacia dónde nos conduce todo esto. Algunxs sois compañerxs autónomos, emprendedorxs, artistas, currantes, y esta situación os deja con el culo al aire, a vosotrxs y a vuestrxs familias. No tengo recetas, ni consejos, ni sermones (he escuchado algunos estos días, ¡un poco más de empatía por favor!), no sé qué es mejor, no sé qué os puede ayudar, no tengo ninguna verdad que compartir porque no sé nada (¡Dios me libre de creer que sé lo que os conviene!). Lo que está ocurriendo nos obliga a hacer un intenso ejercicio de humildad y nos muestra no solamente la ilusión de seguridad y control que vivimos en nuestro transcurrir cotidiano, sino la transitoriedad y la vulnerabilidad de todo cuanto conocemos.
Sin embargo, lo que sí puedo y quiero es compartir modestamente algunas reflexiones que han ido surgiendo estos días. No sé si éstas os serán o no de utilidad, no sé si calmarán vuestra ansiedad, no sé cómo os llegarán estas palabras, solamente puedo decir que no pretenden nada más allá de compartir lo que pienso y siento con quien quiera recibirlas y acogerlas.
Ahí van:
La fragilidad de nuestra libertad externa
Estos días me he dado cuenta de lo vulnerable y frágil que es nuestro modo de vida, y el régimen de libertades del que en circunstancias normales disfrutamos. No nos engañemos, todo puede derrumbarse mucho más fácilmente de lo que parece, y nuestra libertad puede verse comprometida fácilmente activando nuestros mecanismos de supervivencia más primitivos. Esto es lo que a mí personalmente me asusta de verdad, más que este virus, más que estar 15 o 30 días encerrado en casa, lo maleable que es nuestra conducta cuando se activa, nuestro miedo más visceral. No obviemos nuestra libertad amigxs, no la demos por sentada, porque la podemos perder de un plumazo, ahora es una crisis sanitaria en la que ha habido que tomar medidas drásticas, ¿qué podría ser mañana?
Vínculos, intimidad y el poder de la unidad
Quizás esto ya lo sabía, aunque se ha intensificado la sensación estos días, lo mucho que nos necesitamos los unos a los otros, la importancia de entretejer verdaderos vínculos de intimidad, y lo poderosos que somos unidos en el amor, la compasión y la solidaridad. Estos días aflora con más fuerza la convicción de que no somos entes separados, que todos estamos conectados por un hilo invisible, y que la vida nos está atravesando en todo momento a todos por igual. Cuando por unos días podemos encontrarnos con el otro a través de nuestra vulnerabilidad y humanidad compartidas, cuando por unos días se quiebra esa ilusión de separación y sentimos la evidencia de ese hilo conductor que es la misma vida que vibra en cada uno de nosotros, cuando eso ocurre percibimos el poder que albergamos como colectivo. No hay quien pueda pararnos en esa unión, en esa unidad que conformamos, porque no hay quien pueda parar la vida. Y me pregunto, ¿recordaremos esto cuando termine esta situación? ¿habrá cambiado algo realmente en nuestra forma de vincularnos cuando todo esto pase? ¿quedará algún resquicio, alguna semillita de toda esta experiencia en lo profundo de cada uno de nosotrxs?
La preservación de la dignidad de lo colectivo
Me doy cuenta, más si cabe todavía, de la importancia de defender lo público como un valor que aporta cohesión al colectivo, contribuye a la dignidad de la vida y a la igualdad. Estos días todos somos conscientes de la épica que implica trabajar en la sanidad pública. Sin duda, médicxs, enfermerxs y todo tipo de profesionales, arriesgan su salud y están sometidos a una gran presión y a un gran estrés, pero no nos olvidemos que están al pie del cañón siempre y que muchas veces hacen un esfuerzo ingente para ofrecernos un servicio de calidad, a pesar de tener que trabajar con muchas limitaciones presupuestarias. Puede ser un buen momento también para reflexionar y reivindicar lo público, lo colectivo, lo que contribuimos a construir entre todos, y que es preciso poner en valor, mimarlo, cuidarlo. Los servicios públicos de calidad son indispensables para construir una sociedad más solidaria, más igualitaria. ¿Nos acordaremos cuando todo esto pase? Cuando vayamos a depositar nuestro voto en una urna, ¿seremos conscientes de esto? Porque servicios públicos = a política, no lo dudéis.
Lo que está por llegar
Estamos viviendo un cambio de era, las viejas estructuras están cayendo, los viejos sistemas ya no sirven y entran en decadencia (no hemos visto nada todavía), y que la volatilidad será la norma durante los próximos años, así que o nos ponemos las pilas a todos los niveles, o nos abrimos a cambiar, a evolucionar, o nos vamos a la mierda. Quizás este será el reto a partir de ahora, abrirnos a lo bestia y estar dispuestos a desaprender constantemente, porque tengámoslo claro, nada va a ser igual a partir de ahora en ningún ámbito. ¿Estamos dispuestos a esta apertura que la evolución nos propone? ¿Estamos dispuestos a soltar lo que ya no sirve en nuestra vida, lo que nos anquilosa y nos vuelve rígidos? ¿Estamos dispuestos a dar ese paso al que la vida nos invita?
Crisis y oportunidad, de vuelta a lo esencial
Como toda gran crisis, esta experiencia también puede ser una oportunidad. Sin banalizar el dolor de nadie, sin trivializar y con la consciencia de que muchas personas van a sufrir severamente las consecuencias de esta crisis, siento que puede ser un buen momento para volver al núcleo, a lo esencial, a estar presentes en nuestra vida, habitarla de nuevo como individuos, pero también como colectivo que respira al unísono. Revisar nuestro modo de vida, nuestra manera de consumir, nuestra forma de tratar al Planeta que nos permite la vida, nuestra manera de vincularnos íntimamente con nosotros mismos, con el otro y con la vida, … Tal vez, vuelvan a estar todas estas cuestiones en el centro de nuestras prioridades en lugar de vivir en piloto automático, atrapados en una inercia que nos vuelve esclavos, en el mejor de los casos, con grilletes de oro. Tal vez, cuando todo se desmorona fuera solamente quede como posibilidad volver la atención hacia dentro y comenzar a construir desde ese espacio, desde ese lugar esencial, tal vez nuestro único hogar real.
En fin, hasta aquí mis delirios por hoy.
Solamente quiero acabar dando las gracias a todxs las personas que estáis haciendo actividades y organizando eventos online que nos conectan a pesar de la distancia y nos ayudan a pasar estos días extraños de una manera más llevadera y más bella. GRACIAS
También quiero expresar un sentido agradecimiento a los profesionales de la salud que se están jugando el pellejo por todxs nosotrxs, a las personas que trabajan en el sector de la alimentación y del transporte garantizando el abastecimiento, a lxs limpiadorxs, farmacéuticxs y todxs los profesionales que estos días están haciendo un esfuerzo colosal para que todo esto no se acabe de derrumbar. Sin ellos sí que SE PARA EL MUNDO.
Mucho ánimo y amor para todxs. Estoy convencido de que, con generosidad, con amor, con responsabilidad y con solidaridad, vamos a sacar esto adelante.
Un cálido abrazo, aunque esto, en estos días, no sea posible.
Dani
PS: Continuará
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