Recientemente he tenido el placer de prologar el libro Resetea tu vida, de la psicóloga Nerea Astigarraga. En este libro, nos narra su proceso personal tras ser diagnosticada de trastorno Bipolar y nos acerca todas aquellas herramientas que le han permitido ganar calidad de vida y autonomía personal. Además, el libro aboga por un tratamiento de la salud mental más holístico, más humano, que empodere a las personas, que movilice sus fortalezas y capacidades para que estas no sean meras receptoras pasivas de tratamientos, sino que en la medida en que sea posible, sean agentes activos y responsables de su propio desarrollo personal. Os comparto mi reflexión a continuación:
Sobre prejuicios, tabúes y el valor de la diversidad
Conocí a Nerea en otoño de 2017. Siendo yo mentor de escritores se puso en contacto conmigo porque, al parecer, quería escribir un libro y buscaba a un profesional que pudiera acompañarla en su reto. Recuerdo que en los encuentros previos a comenzar a trabajar juntos hubo una buena sintonía personal, indispensable para poder después sostener el esfuerzo que implica desarrollar un libro. Recuerdo también cuando me explicó que años atrás le habían diagnosticado un trastorno bipolar, hecho que, en algún momento, podía llegar a condicionar el normal desarrollo de las sesiones. Fascinado por su historia no me costó mucho decidirme, ¿cómo podía resistirme a un proyecto con tanta alma y tanto corazón como el suyo? Por supuesto, tenía un desconocimiento total y absoluto de lo que era el trastorno bipolar y de cómo podía llegar o no a comprometer el transcurso del proceso. Han pasado casi cuatro años desde entonces y no puedo sentirme más agradecido por haber tenido la oportunidad de recorrer este camino y esta aventura enriquecedora y retadora junto a Nerea, un ejemplo inspirador de dignidad personal, autorespeto, perseverancia, tenacidad, y hasta genialidad.
Estoy, sobre todo, agradecido, porque en esta estimulante travesía he podido ir liberándome de esa mirada ignorante y prejuiciosa que había en mí, sin ser yo consciente, hacia las enfermedades mentales. Es abrumador descubrir en uno mismo tal número de creencias e imaginarios profundamente arraigados y distorsionados de lo que es la realidad de una enfermedad mental como, por ejemplo, el trastorno bipolar.
La salud mental continúa siendo un gran tabú en nuestra sociedad. De lo que no se habla no existe, o peor todavía, existe, pero planea sobre ello la sombra del estigma. Y sobre salud mental no se habla, o se habla muy poco, caldo de cultivo de una ignorancia que añade contrariedad a lo que ya de por sí entraña dificultad. Lo desconocido nos asusta porque supone una amenaza a nuestro propio entramado de creencias. Es necesario, por tanto, hablar de salud mental, hacer divulgación y pedagogía de un tema tan importante, para que lo desconocido deje de serlo, y que a través de la comprensión podamos transformar el miedo en amorosa compasión sin paternalismos.
Como decía, nos asusta lo desconocido, y nos inquieta también lo diferente. La diversidad es vista con recelo cuando, de algún modo, uno vive separado de la vida, ajeno a su esencia de constante creación de nuevas formas y de nuevos caminos. La capacidad de creación de la vida es ilimitada. Un individuo con una enfermedad mental es sin duda una persona, en apariencia, diferente, singular, pero no más que cualquier otro ser humano, con sus matices, sus sutilezas, su personalidad, su sensibilidad. En esencia, una chispa de vida nos atraviesa a todos, vengamos de donde vengamos y sean cuales sean nuestras circunstancias. Así que si una cosa es este Resetea tu vida es una invitación a abrazar la diferencia, a arrojar luz sobre la sombra de lo desconocido y a poner en valor ese hilo invisible que nos une a todos, más allá de todo devenir.
Las vicisitudes, una invitación a renacer
La vida es un flujo de energía dinámica, sujeta a cambios constantes, que exige de nosotros capacidad de adaptación, aceptación y evolución. La transformación no es solamente necesaria, sino que es inevitable.
De manera constante, la vida nos está poniendo a prueba. Frente a periodos de estabilidad y armonía, en los que los días parecen transcurrir con apacible tranquilidad, debemos enfrentarnos también a etapas en las que nuestro pequeño mundo cotidiano parece derrumbarse – el deterioro de la propia salud, un accidente inesperado, la pérdida de un trabajo, una ruptura de pareja, la muerte de un familiar cercano – y nos vemos obligados inevitablemente a reconfigurar nuestro proyecto de vida desde los cimientos, a cuestionar nuestras creencias y valores y todo aquello que hasta el momento había contribuido a crear nuestra identidad.
En este contexto, ¿no es acaso el diagnóstico de una enfermedad mental un quiebre en el normal transcurrir de una vida? ¿No es acaso una fractura que abre un cisma con respecto a la vida conocida hasta el momento? Por supuesto. Sin embargo, en esa fractura, a través de esa grieta que se crea en el Ser a partir de un diagnóstico, ¿puede atisbarse un ápice de luz? Nerea nos dice que sí. Y de eso va el Reset y los pilares de toda una filosofía de la que nos habla su autora en este libro. Resetear la vida para agarrar esa luz y transformarla en el abono de un nuevo renacer bajo unas nuevas premisas, aprovechar las vicisitudes, los obstáculos como motor de transformación interior en aras de vivir una vida más significativa, con mayor sentido, con más coherencia con un sistema de valores libre y conscientemente elegido y con un espíritu de servicio y de contribución a la vida.
¿Es ese el camino fácil? En absoluto, porque implica adentrarse en un proceso profundo de autoconocimiento y desaprendizaje, estar dispuesto a poner en cuestión la propia identidad para ir más allá de los propios límites, hacerse responsable de la propia vida, de la propia historia, para renacer a un ser más autónomo, más sensible, más profundo. Este no es un camino que todo el mundo esté dispuesto a recorrer. Es un camino solamente apto para personas intrépidas y valientes, como Nerea. Un camino cuyos aprendizajes trata de sintetizarnos y acercarnos de manera honesta en estas páginas.
Cuestionar las etiquetas y humanizar a las personas
Una enfermedad mental supone tener que encarar el día a día con algunas limitaciones. En algunos casos, esas limitaciones condicionan absolutamente la vida de quienes las padecen y de sus entornos y sus familias. No cabe frivolización o simplificación en este asunto.
A este hecho se suma, además, que, en demasiadas ocasiones, un diagnóstico marca la línea roja de lo que es posible o imposible. El diagnóstico es, habitualmente, una etiqueta que estigmatiza, que impone un muro y que predispone a la resignación. El propio sistema, la propia sociedad, se encargan de ser, muchas veces, ese límite imposible de traspasar para las personas que padecen una enfermedad mental. Salvo en entornos más avanzados y visionarios donde quizás impera una mirada más transversal y holística, la norma habitual es que se trate la enfermedad, pero no se consideren las circunstancias particulares, personales e intransferibles que cada ser humano trae consigo, ni sus potenciales, ni sus fortalezas, ni sus talentos. El diagnóstico ya pronostica una batalla perdida de antemano, generando en estas personas frustración, desánimo, desempoderamiento.
Es necesario, pues, cuestionar las etiquetas, ya que estas no reflejan la complejidad del ser humano, lo simplifican a un diagnóstico sin contemplar la magnitud de la humanidad que alberga su Ser. Una etiqueta nos permite ubicarnos, contextualizar, generar un marco que nos permita comprender, pero debe quedar claro que uno no es su diagnóstico, uno es un ser humano, con un sinfín de sutilezas, de matices, de infinitas riquezas, y sí, la enfermedad está ahí, condicionando, limitando y dificultando el camino, por supuesto, pero que la etiqueta no nos impida ver al ser humano. Esa es una de las cuestiones que encara Nerea en este libro, la necesidad de un abordaje de los tratamientos más holístico, más humanizador y empoderador del paciente, para que este deje de ser un mero receptor pasivo de tratamientos limitado a aceptar con resignación su enfermedad, proporcionándole herramientas que permitan involucrarlo responsable y activamente en el cuidado de su propia salud, impulsando sus talentos y fortalezas, convirtiéndolo, así, en agente activo y motor de su propio proceso de renovación, evolución, transformación y desarrollo personal.
Durante el tiempo en que he tenido el privilegio de acompañar a Nerea en el desarrollo de su libro y en el que se ha construido un bonito e intenso vínculo de amistad, he podido ver a un ser humano sensible, talentoso, creativo, inteligente, con muchísimas inquietudes y aspiraciones, con una potente energía emprendedora y con una gran capacidad de adaptación, a pesar de miedos e incertidumbres, a las demandas y los retos que iba planteando el avance en su proyecto, ahora ya una realidad. Nuestra sociedad debería tener mecanismos para integrar todo el valor que las personas como Nerea representan y pueden aportar. Vamos avanzando poco a poco, pero ¿no vale la pena hacer un esfuerzo mayor? ¿No es la salud mental un tema que debería estar mucho más presente en el debate público a pesar de ser fundamental para un despliegue armónico en la vida?
Sensibilizar, desestigmatizar y generar un debate constructivo
Es esta una obra, pues, que cumple con creces un triple propósito:
Sensibilizar acerca de una realidad social como es el de las enfermedades mentales y el impacto que tienen en la vida de las personas que las sufren y sus entornos. Sensibilizar es abrir una puerta y dar visibilidad a una realidad tantas veces ignorada, pero que nos toca y nos interpela a todos como miembros de nuestras comunidades.
Desestigmatizar a las personas que padecen enfermedades mentales, ver que más allá del diagnóstico hay un individuo con inquietudes, anhelos, fortalezas, talentos, etc. Humanizar, en definitiva, a las personas diagnosticadas y romper tabúes y estigmas fruto de la ignorancia. Desestigmatizar es abrazar lo desconocido, abrazar lo diverso, porque es en esa diversidad donde la vida se expresa y fluye con naturalidad.
Generar un debate sano, enriquecedor, que refuerce valores como el pensamiento crítico, la empatía, la solidaridad y la proactividad. En definitiva, implicar a las personas en la creación de una sociedad más humana que integre la diversidad. Generar, por tanto, un debate que amplíe, que expanda, que ensanche la mirada, la conciencia y el espíritu de las personas que aspiramos a ser agentes de cambio y transformación social.
Gracias Nerea, por tu aporte, con esta obra y sobre todo con tu ejemplo, a una vida más esperanzadora, autónoma y significativa para las personas a quienes han diagnosticado un trastorno bipolar y sus entornos.
Eskerrik asko
Daniel Ramos Autó (Escritor, Editor, Mentor de escritores)
Barcelona, 25 de agosto de 2021