Permisos para Vivir con Abundancia

La apertura, ese movimiento de acercamiento y predisposición a la vida, es imprescindible para comenzar a reblandecer las estructuras del ego, dejar que estas, poco a poco, sean menos rígidas y pueda penetrar en la consciencia la energía revitalizante y regeneradora del Ser.

Sabemos que ese movimiento de apertura requiere confianza. Una confianza que, en realidad, nuestro ego no tiene. Todo aquello que salga del camino trillado del ego, todo aquello que cuestione o amenace sus estructuras, todo aquello que ponga en duda su falsa identidad, activa sus dinámicas de autodefensa a través de la resistencia, la rigidez, la agresividad, la huida. El ego solamente puede vivir en una confianza ilusoria cuando sus falsas necesidades parecen estar cubiertas o sus expectativas aparentemente se cumplen, aunque sabemos que esa confianza es ilusoria, ya que cualquier pequeño cambio puede hacerla tambalear.

La confianza que proviene del Ser, como sabemos, es una confianza profunda, robusta, que descansa en el interior de cada uno y que no se apoya en las circunstancias externas o en las expectativas. La confianza del Ser es una confianza de ser, valga el juego de palabras, que va más allá de lo tangible.

Vamos a ver a continuación qué puede facilitar ese movimiento de apertura a la vida que facilite el contacto con el Ser y nos sitúe en una dimensión de abundancia:

  1. Autoconocimiento y autoobservación sin juicio. Profundizar en el conocimiento de uno mismo de una manera holística nos ayuda a descubrirnos más allá de los límites de nuestra personalidad. En la medida en que conocemos nuestras dinámicas internas, el funcionamiento de nuestro ego, nuestras heridas nucleares y los mecanismos de adaptación que hemos incorporado a nuestro elenco de dinámicas de supervivencia, las emociones y las energías que nos mueven, nuestro cuerpo como un templo de sabiduría que nos ofrece una gran cantidad de información, y tantas otras sutilezas que nos hablan de nuestra multidimensionalidad y de nuestra bella complejidad. En la medida en que profundizamos en nosotros, comprendemos mejor por qué sufrimos, por qué nos posicionamos en la vida como lo hacemos, por qué repetimos ciertos patrones dañinos o tenemos una relación conflictiva con nosotros mismos, los demás y la vida, etc. Ese conocimiento, que está vivo y en constante actualización, nos permite comenzar a liberarnos, nos permite comenzar a abrirnos, y a contemplar otros caminos y posibilidades.

 

  1. Sistema de creencias más flexible. Un sistema de creencias más flexible, más permeable, facilita una actualización de los sistemas de pensamiento, permite incorporar nuevas ideas nunca antes contempladas y ampliar la idea de lo que somos. En este caso, es imprescindible identificar las creencias que están sosteniendo una determinada percepción del mundo y, por tanto, están alimentando ciertos patrones de conducta que limitan nuestro potencial. Acto seguido, es necesario comenzar a cuestionar esas creencias, para después actualizarlas o flexibilizarlas. Recordemos que las creencias modelan nuestra manera de ser y estar en el mundo, son las «gafas» con las que vemos la realidad, y suelen expresarse en forma de afirmaciones rotundas, absolutas, categóricas a las que atribuimos veracidad, aunque se basan en una visión parcial y sesgada de la realidad. Así, podemos observar qué creencias nos abren a la vida, y qué creencias nos cierran a la vida. ¿Desde qué energía nos estamos desplegando en la vida? Así, si creemos que «el mundo es un lugar peligroso», que «no se puede confiar en las personas», que «la vida es difícil», que «nunca vamos a tener una estabilidad económica» o que «siempre se aprovechan de mí porque soy demasiado bueno», por poner algunos ejemplos, podemos comenzar por flexibilizar ese «siempre» o ese «nunca» y sustituirlos por «a veces»: «a veces siento que se aprovechan de mí, pero no todas las personas actúan de esta manera» o «ahora no tengo estabilidad económica, pero más adelante puedo encontrarla» o «a veces, la vida es difícil, pero es cierto que, en ocasiones, también es fácil». Flexibilizar nuestro sistema de creencias facilita ese movimiento de apertura porque permite incorporar nuevas ideas y actualizar aquellas que tal vez sirvieron en su momento para protegernos pero que ahora ya son caducas.
  2. Vivir la experiencia del Ser para comenzar a abrirnos. Hay actividades o prácticas que de una manera natural nos sitúan en espacios en los que el «yo» desaparece y entramos en un estado de fruición y fusión absoluta con el momento presente. En esos momentos opera una consciencia que nos saca de lo ordinario y nos aproxima a la experiencia del Ser. Estos primeros contactos con el Ser son necesarios para generar ese movimiento de apertura del que hablamos. Sin una experiencia del Ser y sin una consciencia de esa experiencia, es muy difícil comenzar a flexibilizar las estructuras del ego y generar movimientos suficientes de apertura. Algunas de estas prácticas o actividades que nos acercan al Ser y de las que hablaré más adelante podrían ser: 1) La práctica contemplativa y la escucha profunda, 2) El silencio y los espacios de quietud, 3) La soledad terapéutica, 4) La creatividad y el gozo creador, 5) El arte y la belleza, 6) La práctica solidaria desapegada, 7) El canto, la danza, el poder de los rituales, de la oración y de lo simbólico, 8) El contacto con la Naturaleza. A través del arte, de la danza, del canto, de la práctica meditativa, del contacto con la Naturaleza, etc., salimos del ego por unos momentos para conectarnos a la fruición del Ser.
  3. Concedernos permisos para ampliar el mapa de aquello que nos permitimos. Ocurre que muchas veces, siguiendo nuestra programación, nos prohibimos experiencias o tenemos espacios de vida vetados que limitan nuestra calidad de vida. Por un lado, nuestra intuición nos llama a aproximarnos a estos espacios, por el otro, el ego nos sabotea con miedos e inseguridades que acaban frustrando vivir experiencias que nos enriquecerían enormemente. Desde la observación consciente, podemos al menos identificar estos espacios autovetados y, desde el cuestionamiento, podemos desafiar las ideas preconcebidas de las que somos esclavos. Una práctica útil puede ser la concesión de permisos, los decretos y las afirmaciones. A continuación, os comparto un QR con algunas ideas para reforzar la concesión de esos permisos.

ME PERMITO LO QUE NECESITO

✨ Me permito no llegar a todo.

✨ Me permito no estar siempre a la altura de lo que se espera de mí.

✨ Me permito descansar cuando lo necesito.

✨ Me permito soltar mi hiperexigencia y mi necesidad de control constante.

✨ Me permito no ser siempre ejemplar o políticamente correcto.

✨ Me permito dar espacio al placer por el puro y sano disfrute de mis sentidos.

✨ Me permito estar triste y llorar si lo necesito.

✨ Me permito sentir miedo y vulnerabilidad.

✨ Me permito también expresar y dar espacio a mi alegría de ser.

✨ Me permito ser yo, y no la imagen y el personaje que he creado para ser aceptado.

✨ Me permito no tener certezas, no saber, no tener claridad.

✨ Me permito discrepar.

✨ Me permito decir ‘no’ si así lo siento.

✨ Me permito poner límites y distancia si así lo considero.

✨ Me permito elegir aquello que me hace bien, aunque no sea lo que otros esperan de mí.

✨ Me permito dar y recibir con equilibrio. Doy sin perderme a mí mismo, recibo con apertura y gratitud, pero sin contraer deudas morales que no puedo devolver.

✨ Me permito no tener una respuesta para todo.

✨ Me permito la contradicción y la ambivalencia.

✨ Me permito el tiempo necesario para reflexionar y elaborar mi propia respuesta sin tomar prestadas las de otros, aunque estas puedan coincidir con las mías.

✨ Me permito detenerme, pararme, no estar siempre activo haciendo, haciendo, haciendo, …

✨ Me permito rendirme a lo que es, en lugar de estar en permanente lucha.

✨ Me permito soltarme la melena, ser atrevido, vivir momentos de sana locura.

✨ Me permito decir sí a cosas, personas, situaciones a las que habitualmente no doy espacio.

✨ Me permito complacer si así lo siento desde la conciencia y la libertad, y no como forma de compensar mi miedo al abandono o al rechazo.

✨ Me permito estar un poco más bajo de energía de lo habitual.

✨ Me permito experimentarme enteramente, sea lo que sea lo que surja, sin sentirme culpable.

***

Qué necesarios son los permisos, y qué necesario es recordarse de vez en cuando lo importante que es escucharse a uno mismo.
¿Añadirías alguna cosa? ¿Hay algún permiso que te resuene especialmente?

 

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Descubre las 8 claves para escribir un libro de no-ficción que ayude a las personas y te posicione como profesional.

Para profesionales de la Psicología, el Desarrollo Personal y la Espiritualidad